miércoles, 27 de octubre de 2004
Cabaret
Este es Asier Etxeandía, conocido como Beni en la serie Un paso adelante.
La semana pasada tuve la oportunidad de verle en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid interpretando el papel de Emcee, maestro de ceremonias del musical Cabaret, junto a Natalia Millán, (Adela Ramos también en UPA) y Manuel Bandera (Las cosas del querer).
Todo lo que pueda decir sobre este musical y sobre la interpretación de Asier quedaría corto y no les haría justicia, por lo que lo mejor que podéis hacer es una escapadita a Madrid, gastaros 55 euros para ver la obra en el patio de butacas (adaptado para la ocasión con mesillas independientes con lámparas, recreando un autentico cabaret) y disfrutar de una obra que ya lleva un año en cartel y lo que le queda.
Sin duda el mejor espectáculo que he visto en mi vida y que, sin duda, mejora con creces a la película.
viernes, 22 de octubre de 2004
Vuelo a vela
Aprovechando que estoy de vacaciones la semana pasada estuve de viaje.
El jueves 14 tuve la oportunidad de vivir una experiencia única e inolvidable, os cuento.
Organizado por Predif y con la colaboración de la Fundación Vodafone, ONCE y Senasa se están impartiendo unos cursos para sacar el titulo de piloto de vuelo a vela (vuelo sin motor) para discapacitados a unos precios realmente asequibles en las instalaciones que tiene Senasa en Ocaña (Toledo).
Como complemento a estos cursos se hacen unos vuelos de demostración para todos los discapacitados que deseen hacerlos al precio de 6,56 euros con alojamiento incluido.
Después de pensármelo bastante y a pesar de lo miedica que soy me apunté y aquí tenéis algunas fotos de mi experiencia.
Dio también la casualidad que instantes antes de realizar mi vuelo dos F-18 del Ejercito Español hicieron tres pasadas casi a ras de suelo.
En las imágenes no se puede apreciar lo espectacular que resulta ver dos F-18 haciendo piruetas a no mas de 6 metros de altura, pero os puedo asegurar que el ruido es ensordecedor y verlos sobrevolar por encima de tu cabeza es alucinante.
martes, 12 de octubre de 2004
Fronton
lunes, 11 de octubre de 2004
¿Realmente se habla castellano en España?
Esta es la carta que escribió una señora al programa de Luis del Olmo para que la leyeran en directo:
"Desde que las insignias se llaman pins, los maricones gays, las comidas frías lunchs, y los repartos de cine castings, este país no es el mismo; ahora es mucho, muchísimo más moderno.
Antaño los niños leían tebeos en vez de comics, los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vezde business, y los obreros, tan ordinarios ellos, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del tupper-ware.
Yo, en el colegio, hice aeróbic muchas veces, pero, tonta de mi, creía que hacía gimnasia.
Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés. Las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor. Evidentemente, no es lo mismo decir bacon que panceta, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que handicap... Desde ese punto de vista, los españoles somos modernísimos. Ya no decimos bizcocho, sino plum-cake, ni tenemos sentimientos, sino fellings. Sacamos tickets, compramos compacs, comemos sándwiches, vamos al pub, practicamos el rappel y el raffting, en lugar de acampar hacemos camping y, cuando vienen los fríos, nos limpiamos los mocos con kleenex.
Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han mejorado mucho nuestro aspecto. Las mujeres no usan medias, sino panties y los hombres no utilizan calzoncillos, sino slips, y después de afeitarse se echan after shave, que deja la cara mucho más fresca que el tónico. El español moderno ya no corre, porque correr es de cobardes, pero hace footing; no estudia, pero hace masters y nunca consigue aparcar pero siempre encuentra un parking.
El mercado ahora es el marketing; el autoservicio, el self-service; el escalafón, el ranking y el representante, el manager.
Los importantes son vips, los auriculares walkman, los puestos de venta stands, los ejecutivos yuppies; las niñeras baby-sitters, y hasta nannies, cuando el hablante moderno es, además, un pijo irredento.
En la oficina, el jefe esta siempre en meetings o brain storms, casi siempre con la public-relations, mientras la assistant envía mailings y organiza trainings; luego se irá al gimnasio a hacer gim-jazz, y se encontrará con todas las de la jet, que vienen de hacerse liftings, y con alguna top-model amante del yoghurt light y el body-fitness.
El arcaico aperitivo ha dado paso a los cocktails, donde se jartan a bitter y a roast-beef que, aunque parezca lo mismo, engorda mucho menos que la carne.
Ustedes, sin ir más lejos trabajan en un magazine, no en un programa. En la tele, cuando el presentador dice varias veces la palabra O.K. y baila como un trompo por el escenario la cosa se llama show, bien distinto, como saben ustedes, del anticuado espectáculo; si el show es heavy es que contiene carnaza y si es reality parece el difunto diario El Caso, pero en moderno.
Entre medias, por supuesto, ya no ponen anuncios, sino spots que, aparte de ser mejores, te permiten hacer zapping. Estas cosas enriquecen mucho.
Para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, solo nos queda decir con acento americano la única palabra que el español ha exportado al mundo: la palabra "SIESTA".
Espero que os haya gustado... yo antes de leerlo no sabía si tenía stress o es que estaba hasta los cojones.
"Desde que las insignias se llaman pins, los maricones gays, las comidas frías lunchs, y los repartos de cine castings, este país no es el mismo; ahora es mucho, muchísimo más moderno.
Antaño los niños leían tebeos en vez de comics, los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vezde business, y los obreros, tan ordinarios ellos, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del tupper-ware.
Yo, en el colegio, hice aeróbic muchas veces, pero, tonta de mi, creía que hacía gimnasia.
Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés. Las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor. Evidentemente, no es lo mismo decir bacon que panceta, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que handicap... Desde ese punto de vista, los españoles somos modernísimos. Ya no decimos bizcocho, sino plum-cake, ni tenemos sentimientos, sino fellings. Sacamos tickets, compramos compacs, comemos sándwiches, vamos al pub, practicamos el rappel y el raffting, en lugar de acampar hacemos camping y, cuando vienen los fríos, nos limpiamos los mocos con kleenex.
Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres y han mejorado mucho nuestro aspecto. Las mujeres no usan medias, sino panties y los hombres no utilizan calzoncillos, sino slips, y después de afeitarse se echan after shave, que deja la cara mucho más fresca que el tónico. El español moderno ya no corre, porque correr es de cobardes, pero hace footing; no estudia, pero hace masters y nunca consigue aparcar pero siempre encuentra un parking.
El mercado ahora es el marketing; el autoservicio, el self-service; el escalafón, el ranking y el representante, el manager.
Los importantes son vips, los auriculares walkman, los puestos de venta stands, los ejecutivos yuppies; las niñeras baby-sitters, y hasta nannies, cuando el hablante moderno es, además, un pijo irredento.
En la oficina, el jefe esta siempre en meetings o brain storms, casi siempre con la public-relations, mientras la assistant envía mailings y organiza trainings; luego se irá al gimnasio a hacer gim-jazz, y se encontrará con todas las de la jet, que vienen de hacerse liftings, y con alguna top-model amante del yoghurt light y el body-fitness.
El arcaico aperitivo ha dado paso a los cocktails, donde se jartan a bitter y a roast-beef que, aunque parezca lo mismo, engorda mucho menos que la carne.
Ustedes, sin ir más lejos trabajan en un magazine, no en un programa. En la tele, cuando el presentador dice varias veces la palabra O.K. y baila como un trompo por el escenario la cosa se llama show, bien distinto, como saben ustedes, del anticuado espectáculo; si el show es heavy es que contiene carnaza y si es reality parece el difunto diario El Caso, pero en moderno.
Entre medias, por supuesto, ya no ponen anuncios, sino spots que, aparte de ser mejores, te permiten hacer zapping. Estas cosas enriquecen mucho.
Para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, solo nos queda decir con acento americano la única palabra que el español ha exportado al mundo: la palabra "SIESTA".
Espero que os haya gustado... yo antes de leerlo no sabía si tenía stress o es que estaba hasta los cojones.
martes, 5 de octubre de 2004
La radio de hoy
Todo evoluciona, la radio también. Todo está más calculado, hay poco espacio para la improvisación y sobre todo está mucho más milimetrada.
Las grandes cadenas calculan al segundo lo que van a emitir, cada espacio debe entrar a su hora y la publicidad es lo que manda a la hora de planificar una programación.
Las grandes cadenas dejan muy poco espacio a las programaciones locales y quizá sea por ello que las emisoras no adscritas a ninguna cadena proliferen pues hay oyentes que buscan una programación más cercana y que aborde los problemas de su entorno.
Las banda de FM que nació quizá como una alternativa a la radio convencional últimamente sirve también para que las grandes cadenas emitan la misma programación que en OM pero con mas calidad de sonido, ya casi hasta se echa de menos alguna interferencia.
En cuanto a contenidos todos son absolutamente partidistas en cuanto a información se refiere, por lo tanto el oyente lo que busca informativamente es que le cuenten la noticia desde su mismo punto de vista, en definitiva oír aquello que quiere oír.
El oyente de derechas se sentirá mucho más identificado con los informativos de COPE y ONDACERO y los de izquierda con la CADENA SER, mientras que RNE siempre está más identificada con el gobierno de turno.
La radio musical es esclava de las compañías de discos, nos machacan una y otra vez con los mismos temas para que los compremos y al final de tanto oírlos hasta nos acaban gustando, y que decir de la radio deportiva, tampoco es lo que era. Ahora es prácticamente imposible ver un partido por la tele y escucharlo por la radio, ¡siempre va desincronizádo imagen y sonido!, con lo cual nos cantan el gol antes de verlo y los “carruseles deportivos” de los domingos por la tarde los tenemos en la tele.
Con todo esto hay pocas opciones de escuchar cosas que merezcan la pena.
Yo me permitiría recomendaros algunos programas que son los que escucho habitualmente y que huyen un poco de esos cánones de la radio actual, aunque la publicidad no se la quita nadie, al menos a los dos primeros.
Por la mañana La Jungla de José Antonio Abellán en Cadena Cien.
Por la tarde Gomaespuma en Ondacero.
Por la noche también en Ondacero y hasta que el sueño me vence La Rosa de los Vientos, con Juan Antonio Cebrián (en la foto), quizá el mejor programa de la radiodifusión española del momento.
Y si solo te apetece un poco de música tranquila Kiss FM a la hora que sea.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)